martes, 17 de diciembre de 2013

Las hermanastras no son feas (Segunda parte)

¡Hola de nuevo a todos! Como recordaréis, en mi última entrada os comenté lo que había ocurrido cuando la primera de las hermanastras de Cenicienta intentó probarse su zapato. 

Gracias a esa pequeña pérdida del dedo pulgar, la jovencita consiguió calzarse el zapato, por lo que el príncipe, iluso, la montó en su caballo y se la llevó dirección a su castillo para desposarla. Pero no os asustéis, por muy diferente que sea el cuento, este no sería un final adecuado, ¿no?
Son unas simpáticas palomitas, amigas de Ceni, las que irrumpen y advierten al príncipe de que el pie de la que cree que es su amor está sangrando. Gracias a esto, el príncipe descubre el engaño y regresa a casa de Cenicienta en busca de su verdadera princesa.
Una vez allí, la madrastra hace llamar a su otra hija para que se pruebe el zapato, comprobando que tampoco le sirve. Como es de esperar, la madre no acepta la derrota, y obliga a su segunda hija a que vaya a su dormitorio, coja un cuchillo y se rebane el talón, con el consuelo de que, una vez sea reina, no necesitará de él para caminar...

Aquí os dejo con los bocetos y su evolución hasta la figura final a línea, y el boceto a color.







martes, 10 de diciembre de 2013

Las hermanastras no son feas

¡Buenas noches a todos! Después de la presentación de ayer había que comenzar por mostrar alguno de esos maravillosos cuentos de los que os hablaba. Sin ningún motivo concreto, comenzaré por el cuento de La Cenicienta, uno de los más clásicos, y que supongo que todos conoceréis. 
Este cuento se nos ha presentado protagonizado por zapatos de cristal, hadas madrinas y calabazas que se transforman en carrozas reales. Sin embargo, muy alejado de esta utópica versión, en la historia que nos muestran los hermanos Grimm se destapan muchísimos detalles, algunos bastante escabrosos.

Concretamente voy a hablar de la parte del cuento en que el encantador príncipe del reino llega a casa de Cenicienta en busca de la doncella a la que le quepa el zapato perdido, y así poder encontrar a su querida princesa. Lo que realmente sucedió a continuación fue que la madrastra, viendo que el diminuto zapato no valdría a ninguna de sus hijas, le ordena a la primera de ellas que corra a su dormitorio, que coja un cuchillo, y que se rebane su dedo pulgar, con la excusa de que, una vez se convirtiese en reina, ya no le sería necesario caminar. Por consiguiente, y sin ningún pudor, la joven procede.



                             Imagen definitiva del personaje a línea




                        Prueba de color (El fondo no es el definitivo).

lunes, 9 de diciembre de 2013

Me presento.

 Pocos lectores saben que algunas de las más hermosas fábulas del mundo, desde Cenicienta a La bella durmiente ( Sol, Luna y Talía era su título original), han sufrido ciertos cambios desde que, a comienzos del siglo XVII, en que fueron recogidas de la tradición popular por el italiano Giambattista Basile, hasta que acabaron en manos de la factoría Disney (no sin antes pasar por los no menos conocidos hermanos Grimm y Charles Perrault en el siglo XIX). 
Estos viejos cuentos, aunque se dirigían a los niños, no eran exclusivos para ellos. Muchas de las historias con las que hemos crecido, como Blancanieves y los siete enanitos o Rapunzel, entre otros muchos, esconden mucho más de lo que nos han contado. 

 Soy María Díaz Jiménez, estudiante de Bellas Artes en Cuenca, y dedicaré mi Proyecto de fin de carrera (y este blog) a destapar esta censura y a mostrar, mediante ilustraciones, los cuentos de siempre como nunca se nos han mostrado. 

Amantes de los cuentos y amantes del Art Nouveau, espero que lo disfrutéis.