¡Hola de nuevo a todos! Como recordaréis, en mi última entrada os comenté lo que había ocurrido cuando la primera de las hermanastras de Cenicienta intentó probarse su zapato.
Gracias a esa pequeña pérdida del dedo pulgar, la jovencita consiguió calzarse el zapato, por lo que el príncipe, iluso, la montó en su caballo y se la llevó dirección a su castillo para desposarla. Pero no os asustéis, por muy diferente que sea el cuento, este no sería un final adecuado, ¿no?
Son unas simpáticas palomitas, amigas de Ceni, las que irrumpen y advierten al príncipe de que el pie de la que cree que es su amor está sangrando. Gracias a esto, el príncipe descubre el engaño y regresa a casa de Cenicienta en busca de su verdadera princesa.
Una vez allí, la madrastra hace llamar a su otra hija para que se pruebe el zapato, comprobando que tampoco le sirve. Como es de esperar, la madre no acepta la derrota, y obliga a su segunda hija a que vaya a su dormitorio, coja un cuchillo y se rebane el talón, con el consuelo de que, una vez sea reina, no necesitará de él para caminar...
Aquí os dejo con los bocetos y su evolución hasta la figura final a línea, y el boceto a color.