martes, 3 de junio de 2014

La comidita de palacio

<< El cocinero, que era tierno de pulmón, cuando vio aquellas dos hermosas manzanas de oro tuvo compasión y, dándoselas a su esposa para que las escondiese, guisó dos cabritos en cien manjares variados.

Y llegado el rey, la reina con un placer enorme mandó que llevasen las viandas; y, mientras el rey comía con gran placer, diciendo: << ¡Oh, qué rico está esto, por la vida de Lanfusa! ¡Oh, qué bueno está esto otro, por el alma de mi abuelo!>>, aquélla siempre decía: << ¡Come, que de lo tuyo comes!>>. Dos o tres veces el rey no prestó atención a este estribillo, pero al cabo, oyendo que seguía con la música, le respondió: << ¡Ya sé que como de lo mío, que tú no has traído nada a esta casa!>>. Y se levantó encolerizado y se fie a una villa poco alejada de allí para desahogarse. >>







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