martes, 3 de junio de 2014

Un curioso último deseo



<< Pero la reina no quería oír excusas y, haciendo prender dentro del mismo patio del palacio una gran hoguera, mandó que la arrojasen dentro. Talía, que vio las cosas mal encauzadas, arrodillándose ante aquélla le rogó que al menos le diese tiempo para despojarse de la ropa que llevaba. La reina, menos por misericordia de la pobre muchacha que por quedarse con esas prendas bordadas de oro y de perlas, dijo:<<Desvístete, te lo concedo>>.


Y Talía empezó a desvestirse, y con cada prenda que se quitaba lanzaba un chillido: así, habiéndose quitado el ropón, la falda y el jubón, cuando fue a quitarse la saya lanzó el último grito, mientras la arrastraban a hacer la cernada para la coladita de las bragas de Caronte. >>







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