<< Pasado un
tiempo, a un rey que estaba de caza por aquellos parajes se le escapó un
halcón, el cual desapareció por una ventana de aquella casa. Así, como el
halcón no acudiera al reclamo. Mandó llamar a la puerta, creyendo que la casa
estaba habitada. Pero después de llamar durante un buen rato, el rey, que tras
pedir una escalera de vendimiador, quiso escalar en persona aquella casa y ver lo que había
dentro. Subió, pues, y una vez en su interior se quedó como una momia al no dar
con persona viva.
Por fin
llegó a la estancia en la que estaba Talía como encantada, y al verla el rey,
creyendo que dormía, la llamó. Pero como no despertaba por mucho que hiciese y
gritase, y habiendo quedado encandilado ante sus beldades, la llevó en brazos
hasta un lecho y allí recogió los frutos del amor y, dejándola acostada,
regresó a su reino, donde no se acordó durante mucho tiempo de lo que le había
sucedido. >>
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